Texto y fotografía por Natalia
Castrejón
Deliciosa, cual pastel o helado, debe ser
la revista que yo cree, como proyecto final, según María Eugenia Ávila Urbina,
mi maestra de diseño editorial; el objetivo es que sea consumida: innovación y
calidad es lo que pide.
En sus amables clases, la lectura y su
difusión han sido temas recurrentes; ¿cómo hacemos que la gente empiece a leer
y que se emocione al hacerlo? y ¿cuál es una lectura de calidad? son
cuestionamientos retadores que ha planteado la docente.
Ávila Urbina ha aceptado que existe una
crisis editorial que supone empleos absorbentes y falta de lectores; para
hacerle frente propone a los estudiantes ofrecer contenidos de calidad. El por
qué de esta naticia es que sus clases me han inspirado.
¿Les gusta leer, lectores naticiosos?,
¿qué leen?
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“¿Cómo hacemos que la gente empiece a
leer?” fue una de las preguntas que la comunicóloga María Eugenia Ávila Urbina
hizo a su grupo de estudiantes de diseño y creación editorial en la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM). Durante la sesión del 13 de agosto la profesora indicó que ante
la crisis editorial existente, hay que “incidir en que haya más demanda”, pues
la oferta de publicaciones la supera.
Costos elevados, migración a medios
digitales y eliminación de puestos de trabajo fueron algunas de las causas de
esta crisis que los aproximadamente 30 estudiantes identificaron. La docente
enfatizó las complejas condiciones laborales de la actual industria editorial:
son requeridas más habilidades y tiempo; prácticamente estar disponible los
siete días de la semana, todo el día.
María Eugenia Ávila resaltó la
importancia de conocer al público al que se dirigirán las publicaciones para
que se les ofrezcan contenidos que necesiten y sugirió a los estudiantes, cuyo
proyecto final es crear una revista, buscar temáticas poco explotadas.
Cuentacuentos e interés por leer
Mary Paz Pérez, una de las alumnas de
Ávila Urbina, compartió que cuando cursaba la primaria algunos cuentacuentos
visitaron su escuela; de ellos escuchó historias que despertaron su interés y
el de sus compañeros por la lectura. La estudiante recordó que después
de las presentaciones, niños y niñas, hacían fila para conseguir los libros en
que que estaban contenidos los relatos que les habían presentado.
María Eugenia Ávila coincidió con los
asistentes a la clase en que que para fomentar la lectura se requiere un guía
que presente contenidos diverso y que considere los intereses de los
potenciales lectores. La profesora opinó que hay que acercarse con respeto a la
gente que se inicia en la práctica lectora y pedirles que se esfuercen para
elevar el nivel de complejidad de esta actividad; “aunque te digan que no
pueden más, pídeles más” sugirió.
Contrario a la creencia popular de que
leer es una pérdida de tiempo, Ávila Urbina indicó que esta actividad permite
“vivir las mil vidas que no vas a poder vivir” y comentó que hacerlo de forma
colectiva y en voz alta es enriquecedor.
Para la también maestra en Ciencias con
especialidad en Investigaciones Educativas por el Instituto Politécnico
Nacional (México), los libros acompañan; en su caso “El cuerpo en que nací” de
la escritora mexicana Guadalupe Nettel fue su compañero durante una estancia de
investigación en España, donde estuvo sola, hace algunos años.
“¿Hay literatura chatarra?”, “¿qué es
lectura y qué no?” fueron preguntas que la maestra realizó durante la clase,
quien también recomendó a sus estudiantes “refrescar” lo que leen y abrirse a
otros temas para no estancarse.
Leer no siempre es una opción
3.3 libros es el promedio de libros
leídos por los mexicanos en un año según un reporte del Módulo sobre Lectura(Molec) 2019 que hizo el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
La institución indicó que las principales razones por las que la población no
lee son falta de tiempo y de interés.
Otros factores que evitan que los
mexicanos lean, son sus condiciones económicas y educativas, mencionaron Ávila
Urbina y estudiantes, quienes tomaron de referencia los artículos “Un debate
inexistente en México: ¿Quién define lo que es leer?” y “La vida no es color de
rosa: Las mentiras sobre la lectura” del investigador Gregorio Hernández
Zamora, que explora cuestiones de desigualdad educativa y las conexiones entre lengua, cultura y cognición.
Dicho investigador planteó en 2002 que
las altas esferas intelectuales, “políticas, educativas y económicas, desde su
posición de poder, asumen que las masas no leen: ni saben, ni les gusta, ni les
interesa” (1). El investigador enfatizó que las
circunstancias de vida influyen en las prácticas de lectura y leer por placer
no es una opción para mucha gente: pobreza y violencia, entre otros factores,
son limitantes.
Fuentes de información:
Hernández, Z. G. (2002). Un debate
inexistente en México ¿Quién define lo que es leer? La Jornada: https://www.jornada.com.mx/2002/09/01/mas-gregorio.html
Inegi. (2019). POBLACIÓN LECTORA EN
MÉXICO CON TENDENCIA DECRECIENTE EN LOS ÚLTIMOS CINCO AÑOS. Recuperado el
13 de agosto de 2019, de
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